viernes, 26 de junio de 2009

A cuatro días de...

... de volver a escena. Pues sí, Michael Jackson la ha palmado. El que en su día hizo que todo dios intentara hacer el moonwalk ha muerto bastante joven, aunque con mucha mierda sobre sus espaldas.

Escándalos a parte, hay que recordarlo como un intérprete de música comercial en el más estricto sentido de la palabra, que revitalizó una mezcla de soul, funk, disco, R&B, gospel y un montón de cosas más. Como un prestidigitador del baile y el camelo y como una estrella.

Además, quizá su punto más fuerte, está toda su cosecha audiovisual. Y es que el señor Jackson siempre destacó por rodearse de los mejores y tener un marketing del carajo. En esta humilde página nos limitamos a recordar tres de estos grandes trabajos:

El primero, Thriller, no necesita presentación. Dirigido por un John Landis en estado de gracia, tras sorprender a medio mundo con la magnífica Un hombre lobo americano en Londres.

El segundo, Bad, dirigido por Martin Scorsese, es un ejercicio de estilo producto de los 80. No tiene desperdicio. Parte 1 y Parte 2.

El tercero es mi favorito. Smooth criminal me parece un compedio de todas las obsesiones profesionales de Jackson y una peliculita con momentazos como el que revienta con su mano la bola de billar.

A veces, uno mismo se arrastra a su propio fin. Que Jackson haya muerto por otras circunstacias es más casual que otra cosa. El tío hacía tiempo que ya se había cavado su propia tumba. Lo cual no le resta valor como músico e intérprete. La historia de la música está llena de hijos de puta. Es más, cuanto más despreciables son, mejor música hacen.

Contradicciones...

jueves, 18 de junio de 2009

Mitos del 3D

Si el cine siempre ha tenido un pasado de barraca de feria, el 3D todavía conserva el de atracción de circo.

Lo dije y vuelvo a decirlo. Ninguna película del nuevo 3D que se ha estrenado hasta ahora merece la pena (a excepción de U2-3D). La gente va a verlas y me dice: "hombre, pues no es para tanto". Pues claro que no. Tienen toda la razón. Porque eso que están viendo no es 3D. Es cine convencional de toda la vida con un efecto tridimensional. El 3D requiere otro lenguaje que, todavía no se está aplicando.

El mayor error es pensar que todo el 3D es igual o que algo, por que sea en 3D, va a resultarte excitante. Es como decir, a día de hoy, que una película en color de vuelve loco. Te volverá loco una película que tenga un color excepcional, empleado dramáticamente. Cuando se puso de moda Wong Kar-Wai llamaba muchísimo la atención el color de sus películas, porque había una intencionalidad y un trabajo desarrollado en él. Con el 3D no es diferente.

Tirar pelotitas a la cara de la gente todo el rato no es 3D. Ni dinosaurios corriendo y sacando los piños fuera de la pantalla es 3D. Eso son efectos especiales en 3D. Pero el 3D no se puede basar en esas atracciones de feria. Igual que el 2D de toda vida evolucionó de tartazos en la cara y jardineros regados a gángsteres en la cima del mundo y chicos franceses que se acariciaban los labios, el 3D necesita de la renovación dramática.

Eso, espero, será a partir de diciembre cuando James Cameron estrene Avatar. Sí, lo sé, ya lo he dicho. Me repito. Pero tengo fé ciega en este señor. No en vano, se retiró del cine convencional para desarrollar el 3D que, el mismo, ha pagado a lo largo de los últimos 90 hasta hoy.

Jordi Llompart es el primer español (y europeo) que ya está haciendo una película de ficción en 3D. Viene del IMAX y, como conocedor del medio, aseguraba hace unos días en El País que había que buscar mejores guiones para las películas en 3D y que no todas las historias son válidas para el 3D. ¿Qué quiere decir esto? Pues, como ya dije en otra ocasión, que ¿hasta qué punto merece la pena ver una comedia romántica en 3D? Tiene sentido un western, una película histórica, una de aventuras o incluso una de acción. Cine espectáculo. Porque el 3D es eso, espectáculo. Pero ojo, no vayamos a caer en el error que cometen los yanquis sobre todo. Que el cine sea espectáculo no quiere decir que sea una patraña. ¿Hay películas más comerciales que Tiburón, La jungla de cristal, Matrix, El Padrino o El resplandor? Todas ha sido taquillazos y todas tienen calidad. No son meros productos de baratillo. No son 2 Fast 2 Furious ni cosas por el estilo. Las puedes ver varias veces y siempre te compensa. ¿Por qué? Porque las historias están bien contadas. No porque sean buenas u originales, sino porque nos hacen olvidarnos de todo lo demás durante las dos horas que duran. Y todas ellas podrían verse perfectamente en 3D.

Como también dice Llompart, no creo que el 3D vaya a salvar la industria cinematográfica, sino que la revitalizará. La Nouvelle Vague no salvó al cine, lo impulsó. Nos dio a Truffaut, Godard... pero también a Coppola, Friedkin... Los indies tampoco fueron los nuevos mesías, pero ayudaron a que el cine saliera de la espiral del high concept ochentero. El 3D no va a cambiar las cosas, pero va a hacer que sean distintas.

Pero para ello hace falta tiempo. Poco a poco, con películas de calidad, se dejará de creer que todavía las películas se ven con gafas anaglíficas (las rojas y verdes de antaño), o que dan dolor de cabeza, o que sólo tratan de lluvias de meteoritos que te estallan en la cabeza...

La ficción en 3D a partir de 2010, pienso, empezará a interesarnos y a sorprendernos.

jueves, 11 de junio de 2009

Cosecha reciente

Hace nada he tenido la oportunidad de ver varios cortos que, debido a que intento no prodigarme por saraos cinematográficos, me había perdido.

En concreto hablo de la cosecha de cortos aragoneses del año pasado. Entre ellos están Niño balcón de Pilar Palomero y Tengo un secreto de Carlos Val. Como no soy crítico de cine ni nada parecido, no voy a utilizar discursos trillados, que por otra parte son ciertos: destacan por una calidad tremenda y están contados con elegancia y más que saber hacer. Pero es que estos dos cortos me han impresionado.

Carlos Val, al que tengo la suerte de conocer aunque sea bien poco, acierta de nuevo y es que pienso que tiene talento para transmitir sensaciones a través del cine. Su anterior corto, El iglú me dejó pasmado hace un par de años. Era una historia de soledad, aburrimiento y descubrimiento que te llevaba hasta los parajes desolados donde había sido rodado. Para colmo tenía escenas como la de la chica en la bicicleta, con esas gallinas de por medio que era algo increíble.

Esta vez, con Tengo un secreto, vuelve a universos similares. Sin apenas diálogo y colocando la cámara en lugares absolutamente inesperados, cuenta la historia poco a poco sin que se haga larga en absoluto. Como la vez anterior, Carlos demuestra seleccionar muy bien a sus actores y dotarles de una naturalidad que ya querríamos muchos.

En cuanto a Pilar Palomero... me ha impresionado Niño Balcón. Para empezar, por ver a ese grande que es Joaquín Murillo, de narrador gitano. Para seguir porque te cuenta una historia sin concesiones, a hostia limpia y pasando de una cosa a otra con total soltura. De nuevo, el reparto está cuidadosamente seleccionado y, no sé quién es, pero la actriz protagonista se come la pantalla.

Todos los elementos del corto lo constituyen como posiblemente el mejor de esta tierra el año pasado (aunque este tipo de ránkings no valgan para nada), impecable fotografía, música, montaje, secuencia de créditos... Pero creo que en la sublectura de su historia es donde está la chicha: En menudos jardines te metes tú mismo sin poder salir de ellos, hasta que logras atrapar a otro en todo ese follón. Así, te das cuenta de que tú eras el que te impedías a ti mismo salir de todo eso. Como el testigo lo has pasado, esos fantasmas que te has quitado de encima... Uno se libera cuando el otro se engancha.

Como la vida misma...

P.D.: Dejo un link al blog del amigo Nacho Lasierra que, a propósito de los cortos, ha escrito de algo que a todos los que hemos hecho alguno nos llega al alma: las proyecciones (mal hechas).

miércoles, 10 de junio de 2009

FyV 3D

Hoy, a las 9 de la noche, en el Centro Sánchez Punter de Zaragoza, presentaremos el videoclip de Frutas y Verduras en 3D Param All Star.

Este pequeño experimento ha sido la primera piedra para los cimientos de lo que, en adelante, definirá mi aventura empresarial, de lo que daré más detalles en otra ocasión. Baste decir que Javier Vegas, Víctor Berlin, Kike Santiago, Álvaro Arrúe, Eus Barrera y otros amigos que echaron buenas manos como Patxi o Roberto, nos enbarcamos en esta pequeña aventura.

Param All Star se grabó durante un directo del grupo en la Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza, el 7 de febrero de este año. Lo hicimos con 3 unidades de cámaras de 3D y ha sido nuestra primera aproximación a un directo real en estas características (en Batallions of steel es un falso directo).

Con Frutas y Verduras hubo un gran entendimiento desde el anterior videoclip Nuestro momento y el tiempo me ha dado una buena amistad con ellos. Son unos tíos de puta madre que, a unos días de dar el bolo, me comentaron de grabarlo. Yo les dije que sí, pero que en 3D. Dicho y hecho, allí estuvimos, en un día que salió a las mil maravillas, en un fin de semana bastante loco ¿verdad Víctor y Sancho?

Rap Solo y El Granero nos echaron todas las manos posibles. Fue un lujazo estar allí ese día. Yo, desde mucho tiempo atrás, no me sentía tan vivo. Por días como aquél merece la pena estar en este mundillo y sufrir todos los reveses que se sufren. La proyección de hoy se hace gracias a la colaboración de Servoeléctrico cinematográfico y Arstic, que ponen los medios técnicos para hacerlo posible y toda su sabiduría.

Dentro de poquito subiremos a la red la versión en 2D. Para el que quiera verlo en 3D, que se acerque esta tarde. Aunque tranquilos los que no podáis estar en Zaragoza. Más adelante rulará por el resto de ciudades.

Ahí vamos...

martes, 9 de junio de 2009

Corrupción en Aragón

No, no. No van los tiros ni por La Muela ni nada por el estilo. Aragón TV ha hecho algo digno de mención: a partir de hoy se podrá ver a diario durante el verano las 5 temporadas de Corrupción en Miami.

¡Ooooh! Seguro que muchos se echan las manos a la cabeza. ¡Allá ellos! Afirmo con rotundidad que Miami Vice es mi serie predilecta de la historia de la TV y que hoy día se deja ver con bastante elegancia. Sí que ha pasado el tiempo para muchas cosas, sobre todo para las que la gente les repele: moda masculina. Pero creo que precisamente ahí está la gracia. En la horterada a todos los niveles que es la serie.

Que un poli viva en un yate, tengo un cocodrilo que se llame Elvis, conduzca un Ferrari de toma pan y moja, sea un poli encubierto y encima se llame Sonny Crockett me parecen razones suficientes para no despegarte de la pantalla.

Yo tengo las 5 temporadas en DVD y he de decir que he disfrutado como un chaval de todas ellas. Hay momentos epsecialmente memorables, como ese espisodio protagonizado por... ¡Phil Collins! que interpreta a un estafador de tres al cuarto o ese en que ¡Miles Davis! hace de proxeneta Hay muchos otros cameos de gente que, entonces, eran unos don nadie (Bruce Willis, Julia Roberts, Helena Bohan-Carter...) y otros con un variopinto reparto de caras conocidas de los ochenta.

Entre los directores hay de todo, desde televisivos insufribles hasta Abel Ferrara. Y, en la parte técnica, un director de fotografía mayúsculo como Oliver Wood haciendo sus pinitos. Debra Feuer está estupenda y Edward James Olmos se sale.

La mejor temporada es sin duda la tercera. La cuarta languidece (a pesar de ser la mar de interesante) y la quinta flojea mucho. Pero, sin lugar a dudas, todas conservan lo mejor de la serie: su atmósfera. Ese rollito florida-hortera-pantanos-trópico que hace que te enganches.

Esta tarde es el primer episodio. El arranque, con Miss you de los Stones es prodigioso. Sin todo eso yo no habría hecho Noches Rojas. Solo por la selección musical de toda la serie merece la pena. La sintonía ya te teletransporta a cuando eras chaval.

No os lo perdáis.

domingo, 7 de junio de 2009

A las cosas por su nombre

Un par de destacados acerca de esta, nuestra tierra. Llevaba un tiempo pensando en cómo escribir sobre ellos, pero más de lo que dice ese faro en la oscuridad que es Destruir Zaragoza, yo no puedo decir...

Sobre esa canallada que POR SEGUNDO AÑO, se está haciendo al ¡excavar el lecho del Ebro! Más sobre la primera vez.

Otro sobre ese engañabobos que fue la Expo.

Y sobre esa cosa que llaman nuevo símbolo de Zaragoza. Menuda desfachatez. Yo me quedo con el león rampante de toda la vida. Nada de tonterías superficiales.

Anda que...

viernes, 5 de junio de 2009

Hacer posible lo imposible

Hace un rato he salido de ver Terminator: Salvation. Imagino que habrá frikis de Terminator igual que los hay de Star Wars o El señor de los anillos. No me encuentro entre ellos. Para mí Terminator (la 1, sí. No la 2, eh) significó mucho cuando era chaval.

La vi en casa de mi vecino. Yo era muy crío, y mis padres no me dejaban ver pelis que tuvieran un mínimo de algo que pudiera acojonarme. Fue verla y cagarme de miedo. ¿Terminator 1? Sí, tíos. No por la violencia (la censura no iba por ahí), era más bien por la posibilidad de un futuro como ese. Allí nació mi terror y mi fascinación por los futuros desolados. Mad Max, 1997... lo confirmaron tiempo adelante. Pero allí, en aquél invierno de finales de los 80 (no sé el año concretamente) no pude dormir durante una semana. Por si fuera poco, al día siguiente de verla, me cargué a guantazos el Amstrad de mi padre, gritando incoherencias contra la dominación de las máquinas.

Terminator (sí, la 1) es posiblemente la película que más veces he visto en mi vida. Puede que seas un filmmaker interesado SOLO por Bergman y Tarkovsky y algo como T1 te la sude, pero al menos deberías interesarte por cómo se hizo. La historia de su realización (la cual no relataré, los interesados que la busquen, que se halla fácilmente) es un manual de trabajo para cualquier cineasta que quiera empezar a hacer películas. No en vano, James Cameron llegó a dónde llegó por todas esas tácticas de guerrilla que luego aplicó a las superproducciones.

La película original es un perfecto ejemplo de economía narrativa y de producción, un mecanismo de relojería preciso y un drama efectivo y que va directo al grano sin rodeos. Todas las que vinieron después no aportaron mucho más.

T2 es el perfecto ejemplo de secuela a descartar. Con todas esas chorradas de Sayonara, baby convierten en ridículo el espíritu de la primera película. T3 es un despropósito detrás de otro. Vigalondo nunca me lo ha perdonado cuando se lo he dicho (él es un fan confeso de esta secuela) pero esta tercera entrega es la peor basura que he visto en mucho tiempo. No sólo desvirtúa toda la esencia del universo Terminator, sino que emplea actores ridículos, música de risa y situaciones absolutamente deplorables. Sin embargo, sí que hay dos cosas MUY acertadas: el ataúd lleno de armas y que Skynet no exista, porque todos somos Skynet. 

T4, sin embargo hace posible lo imposible. Como Batman Begins (ejem, con el mismo actor) resetea una franquicia echa añicos y la hace resurgir de sus cenizas para conseguir eso que es impensable: una película más que decente. T4 no es una gran película, pero es una buena pieza de cine de acción. Tiene ciertos baches insalvables en el guión, pero la atmósfera de la película te atrapa y durante dos horas estás en ese futuro de mierda.

Que un tipejo como McG haya logrado hacer algo decente es mucho, como convertir el agua en vino. 

Que T4 éste a la altura tampoco es moco de pavo. Para los que T1 significó mucho, es una verdadera alegría que continúe la saga con algo de dignidad. Y para los que, además, adoramos los thrillers postapocalípticos es reconfortante encontrar atmósferas cómo las de las mejores películas del género, que hacía tanto tiempo se había diluido en inciertos futuros de cartulina.

A ver por qué derroteros siguen...